lunes, 6 de septiembre de 2010

379

Tanto en la enormidad al aire libre de Spring, summmer, fall, winter... and spring, del 2003, como en la celda de Breath, del 2007, ambas del director coreano Kim Ki-Duk, alguien nos está mirando, lo sepamos o no, y en ninguno de esos momentos sin diálogo la presencia inevitable perturba mientras la concentración en lo propio no cede. A lo mejor es por eso que me gustan sus películas.

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