La educación en valores me deja, en principio, ante dos lecturas, viendo que nunca se trata de educación en valores "de otro". Por el lado de la coherencia, no habría problema: el que los imparte lo hace desde su práctica, puesto que no impartiría valores que no fueran los suyos. El problema es que eso también representa un deslizamiento peligroso: educación en valores se convierte en educación en "mis" valores, es decir, hacerte receptor de mi punto de vista.
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