jueves, 16 de diciembre de 2010

427

Cuando el decadentismo se apodera por completo de la sensibilidad y tanto fuera como dentro de mi mismo (si la sinceridad no se aplica de manera restringida hacia lo que ¡por Dios! no implica mi intocabilidad) no veo más que ridiculez y absurdo, siento ganas de gritar "ah, pero no es serio, es actual".

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