Raúl González Tuñón dijo en 1934, entre guerras, en el libro
Todos bailan: "dentro de cien años, todos calvos". Ionesco en 1950 inaugura el teatro del absurdo con
La cantante calva, dejándonos a todos muy mal parados. Puede que esa calvicie anunciada no sea otra cosa que una metáfora de la pérdida de cosas en las cabezas. A lo mejor se fueron al carajo y dijeron lo primero que se les ocurrió gracias a la santa intromisión de San Freud, pero, de no ser así, y de haber estado en lo cierto, no podemos decir que no nos avisaron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario