Las Confesiones sin San Agustín
Mariconeadas como las del santo
viernes, 4 de febrero de 2011
438
Cuando el lenguaje se me rompa no va a ser como un vidrio trizado, sino como el quebrarse de una rama verde de algún árbol fibroso, en el que la rotura se nota, pero quedan hilos colgando. Lo veo venir, o lo imagino venir.
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