Más que el platónico y necrófilo dejar de lado el cuerpo, dejar de lado la memoria, e ir con el cuerpo manoteando despacio una conciencia nueva y efímera, un castillo de naipes con muchas habitaciones para el placer, a buscar lo que se dejó atrás y agregarlo a ésto novedoso. Llamémoslo recuerdo inverso, mejor acomodado ya.
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