miércoles, 3 de junio de 2009

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Si los límites no son algo claramente discernible, jugar con ellos es más o menos como jugar con la nada o con Dios. Ante la rigidez manifiesta en muchas esferas de la vida en el pasado, lo más sano era rebelarse, mostrarse en contra de aquello que se divisaba enfermizamente restrictivo. Hoy, que todo se puede, ¿no van tomando la forma de molino los límites? ¿Qué vigencia tiene la rebelión? Comienza a ser más revolucionario ponerse límites -la ética como ejercicio mnemotécnico- que intentar lo contrario. La rebelión es algo que tiene muchos riesgos, y sin límites no es necesaria y hasta pierde peso como actitud. ¿Es hoy rebelde el que se dice rebelde, o es un payaso que se pinta la cara con pintura comprada de oferta para despintarla cuando llega a casa y no mancharse la almohada que llena de babas con restos de ansiolítico? Seguro que algún inseguro me tilda de reaccionario inmediatamente después de leer esto.

4 comentarios:

Egolastra dijo...

Reaccionario!!
Tú y tus correligionarios limitrofistas no hacéis más que provocar xD

Juan Rizzo dijo...

Y los que no buscan rebelarse,buscan reVelarse. Es casi lo mismo, y es casi peor. Hoy parece que todos tenemos algo que "confesar",un secreto importantísimo que revelar al mundo;pero como decías en tu post, ya no hay necesidad, los límites no están muy claros. Es más sincero quien calla que quien proclama a los cuatro vientos sus vicios más recónditos .
Ojo, no lo digo por este blog ("confesiones..."etc), que creo sabiamente calla muchas cosas. Y si algún distraído te tilda de reaccionario, sugiero que te confieses reaccionario. Sería una actitud de lo más "rebelde", "posmoderna" y "transgresora"...

franco dijo...

Igual, con la seriedad y la solemnidad descomponiéndose bajo tierra, lo demás es juego y risa, y hasta puedo hacerme blogs como este donde digo cosas que no pienso. Es todo un llamado a la controversia, que ahora es magia tendiente a clarificar y antes era algo imperdonable porque la iglesia la teníá re clara.
Me gusta cómo seguís el blog y lo bardeás. Tendría que empezar a superar mi fiaca y ponerme a chusmear algo tuyo, que al final nunca hice.

Juan Rizzo dijo...

Qué querés? No puedo con mi genio. Bardear está bueno, jugar al exquisito absurdo de la solemnidad, también. Pero no se puede hacer en cualquier lado. Hay quien se ofende y no entiende que el bardeo es de buena fe.
Te sugeriría visitar mi blog, si no fuera porque es demasiado parecido al tuyo. Los plagios concientes ya son casi una cuestión de estilo, pero cuando son más bien involuntarios, uno se empieza a preocupar...
Ah, y tu blog es de los pocos que la fiaca me permitió revisar de la extensísima lista de Lilya (recién ayer descubrí Psicopié; todavía no comenté, pero me reí bastante)
Saludos.