domingo, 9 de noviembre de 2008
68 - Elogio del silencio
Visto que tantas veces estudiamos lo que no hacemos, lo que no haríamos, o en lo que evitaríamos convertirnos, quizás una persona que se luzca en el arte de desvanecerse pueda contar mucho de la subsistencia hermosa o sobre la delicada presencia alegre de quienes no notan cómo las agujas del reloj los van descamando. Una persona viva habla de la vida, desde adentro, sin poder juzgar desde la científica distancia, y de la muerte, desconociéndola. Una persona muerta habla de la vida desde la memoria, a mil trechos oscuros alejado, sujeto a cuanta alucinación se le cruce, y de la muerte, viviéndola, como hablando de la lata opaca en la que la sardina está encerrada, sin poder ver la etiqueta, en el mejor caso comparándola con su recuerdo borroso de lo que fue la vida. Finalmente, ¿de qué se puede hablar sin caer en el ridículo?
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2 comentarios:
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Vos vas a llegar lejos. Lejos digo, a otros corazones donde enterrarte como lo hacés con nosotros.
Te quiero.
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