sábado, 3 de julio de 2010

356 - Lectura paranoide acerca del lector de pésima calidad que creo ser

La incertidumbre constante respecto tanto a la muerte como a la infancia me hace oscilar entre extremos que no son reductibles a lo que soy, paradoja epidérmica inevitable. Por eso termino sin leer antiguos, sin leer contemporáneos, sin leer lo que sea que quede en el medio por clásico o por deplorable, porque lo del medio es lo que estoy siendo mientras olvido. Me juego en la tensión insalvable entre lo que no puedo saber y lo que es desconocido por definición, caminando en un laberinto cuyas paredes, por alejadas, no se ven. Y más: el conocer nombres antiguos me lleva a recorrer sus influencias, los nombres de sus influencias, en un camino que pretende dar luz sobre la incógnita de la muerte, como si pudiera. El final es lo que pesa.

2 comentarios:

Juan Rizzo dijo...

Diagnósticos posibles:
A) gataflorismo filosófico
B) sabiduría
C) típica crisis de principio/mitad/final de la carrera
D) Exceso de Pessoa, combinado con una severa deficiencia en la ingesta diaria de destilados.

PD: lo que pesa es la resaca, pero eso ya es parte de otro diagnóstico ;-)
Un abrazo.

franco dijo...

Un poco de todo eso... ¿Juan Rizzo, del escepticismo médico, o lo de los diagnósticos es pura contaminación hispitalaria verbal? jaja
Otro abrazo