lunes, 21 de noviembre de 2011

573

No hay maniobra más artera de los teólogos que aquella en la que unifican esencia y existencia. Esa división entre seres necesarios y seres contingentes no es menos inmoral que el pase de manos a través del cual un truhán hace desaparecer la piedra debajo de la tacita que habíamos descubierto que escondía el objeto preciado.

572

En un extremo, la megalomanía del horror, todo lo desmedido que acecha y siempre cobra sus víctimas, o moriría desnutrido bajo el peso de su propia voracidad. En el otro, el minimalismo de la supervivencia, el diminuto suelo íntimo que apenas dura unos segundos, la respuesta provisoria deslizándose como el grito inútil frente al zarpazo, voz que se hace escuchar sabiendo que ya no hay tiempo. La soga que los vincula es por sí misma metáfora suficiente.

jueves, 17 de noviembre de 2011

571

El fantasma de la locura es más peligroso que los demás porque existe y tiene un pie bestial que aplasta la cabeza. Hay quien asegura que, como un trozo de vidrio que estalla al golpearse con fuerza, la expansión es inexplicable y vale la pena. Para aceptar la pena horrorosa de la locura tiene que ser efectivamente enorme la mejora que la locura ofrezca. La pena que sobreviene, ¿cómo se soporta?

martes, 15 de noviembre de 2011

570

No es tan fácil aceptar que la locura falta.

martes, 8 de noviembre de 2011

569

Las dificultades para el acercamiento erótico, que no persisten una vez logrado este, me recuerdan que nunca pude aprender el Preámbulo de la Constitución. Para transgredir las leyes ya no hubo inconvenientes.