jueves, 19 de mayo de 2011

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Si una implicación con antecedente falso es verdadera independientemente de la verdad o falsedad de su consecuente, el platonismo es brillante a simple vista. Mintiendo de entrada con su división entre mundo sensible y mundo de las ideas se asegura una rigurosidad alucinante en sus premisas. El problema es que a la hora del razonamiento, ninguna conclusión resulta digerible (de sus verdaderísimas premisas se deducen infinitas falsedades o delirios). La lógica como excusa funciona de maravilla para fundamentar ridiculeces supralunares, siempre y cuando no haya corroboración empírica, pues si nos atenemos a la forma de los razonamientos posibles, no dura ni dos segundos (se da el caso, ¡y cuánto!, de premisas verdaderas y conclusión falsa). Si digo que originariamente hay un mundo de las ideas puedo decir que por eso no existe el mundo de las ideas, y tener tanto rigor formal como todo un corpus teórico-dramático, si no me equivoco.

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