domingo, 15 de mayo de 2011

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El "sentido común", el "uno", esa tercera persona insoportable como si tuviera un palito en la mano y nos lo clavara en el costillar, se encarga de prohibir que ciertos referentes sean dotados de significado. Literalmente, resguarda su vacío como un guardia de seguridad que no impide que ingrese personal ajeno -la risa dicta: como quien hace su mayor esfuerzo por conservar un hueco adentro de un hueco-, proveyéndolos así de un potencial de goce proporcional a los esfuerzos con que los niega. "Eso no puede tener significado", y por tanto, "eso no puede ser intervenido por las personas, eso Es", equivale no sólo a asegurar la efectividad de su transgresión, sino a incentivarla, ¿o alguien miraría con mala cara la manzana?

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