viernes, 12 de noviembre de 2010

411

El pobre pájaro no comió más que hígado del pobre Prometeo encadenado. Al menos no era un sucedáneo, un pedazo de galletita seca simbolizando la carne. La distancia queda a la vista. Entre una condena y la otra, me quedo con la primera.

5 comentarios:

La Abismada dijo...

A veces el mate frio tambien tiene gustito a higado...
Salud!

franco dijo...

Los mejores tererés que tomé en mi vida eran de tus pagos litoraleños, en casa de un queridísimo personaje llamado Pio y al que espero poder ver de nuevo.
Mates fríos sin gusto a hígado, dulces refrescos entre el gran calor que hacía en esos días.
Mucho salud!

PD: ¡qué lindo ver que deambulás por Teillier Aleph también! Qué poco reconocida que está su genialidad!

Golfo dijo...

Igual si...
Pero quien no hubiese lo mismo en su lugar, cenar con todos tus amigos cuando sabes que vas a morir, y pedirles que hagan alguna gilipollez para que te recuerden.
La última cena es un gesto enormemente humano.

...y si el payo supiese la que iba a desencadenar, se habría sentido más orgulloso que del más adictivo méme de facebook.

Lo dicho, muy humano... y esto me identifica más que la bella imagen de un pájaro comiéndose mis tripas frescas.

María (Letras) dijo...

pájaro que come tripa
sujetitos que fingen comer el cuerpo de su señor
la última cena
cronos comiéndose sus hijos
etc
etc

los escribas sagrados no podían pensar en otra cosa que en comida?

franco dijo...

Estaban claramente de bajón!