Me gustaría tener unas cuantas páginas más de Bataille, Maus y cuantos sean que se hayan planteado seriamente las cuestiones del sacrificio, para expandir esto a otros ámbitos. Por lo pronto, un tip para no olvidarme de que quiero desarrollar esta idea, y la de los "sacrificios expansivos", como oxímoron de quienes comprenden de manera -a mi entender- errónea el sentido del sacrificio.
Cuando alguien elige solamente resignar parte de aquello que posee, contraría la fase de "conservación" de su poderío, anterior a la "expansión". Eso es fácil de leer, pero notamos que en la práctica no tiene un correlato claro en un primer visaje de situaciones posibles.
Por ejemplo: cuando una persona con un supuesto excedente de monedas se las entrega en la mano a un indigente, es muy probable que si este no manifiesta su conformidad con la cantidad y la forma en la que fue entregado, el primero se ofenda. Es decir, lo que inicialmente lucía como un sacrificio, no es tal, sino una manera de inyectarse satisfacción por su rol en la sociedad luego del influjo negativo de verse en una posición privilegiada a la que otorgó algo así como un deber ético descendente. En la arquetípica situación en la que alguien se queja de estar sacrificando sin obtener una contraprestación, ahí vemos que, en realidad, se trataba de una negociación sin mayores interés de escuchar a la otra parte. Esa persona considera que su acto es razón suficiente para que otro actúe de una manera determinada, avanza sobre la voluntad de otro. En el mismo movimiento en el que creíamos ver una disminución, hay un crecimiento. Eso no es sacrificio. Eso es una movida artificiosa que niega en el otro la posibilidad de negarse, so pena de recibir agravios incluso, al tomar por desconsiderado a aquel al que justamente se está injuriando, cayendo en una doble agresión. Ahí tenemos un "sacrificio expansivo", basado en algo así como un narcisismo colonial que se autofundamenta y finge moralinas tras un egoísmo feroz.
El sacrificio como tal parece venir acompañado de una cuota de adivinación. Parece siempre haber una aceptación de un futuro que es imposible que contraríe el designio del sacrificante. Como si una certeza absoluta -¿resignación a cualquier devenir posible?- lo acompañara. En el sacrificio hay una afirmación total. "Hago esto perpetuamente convencido, sepan todos que lo único que no puede ocurrir es que me arrepienta. El hecho se fundamenta en sí mismo lo suficiente y por esto no puede ser sujeto a análisis de ningún tipo. Alejen su juicio de donde no corresponde su presencia."
Cuando alguien elige solamente resignar parte de aquello que posee, contraría la fase de "conservación" de su poderío, anterior a la "expansión". Eso es fácil de leer, pero notamos que en la práctica no tiene un correlato claro en un primer visaje de situaciones posibles.
Por ejemplo: cuando una persona con un supuesto excedente de monedas se las entrega en la mano a un indigente, es muy probable que si este no manifiesta su conformidad con la cantidad y la forma en la que fue entregado, el primero se ofenda. Es decir, lo que inicialmente lucía como un sacrificio, no es tal, sino una manera de inyectarse satisfacción por su rol en la sociedad luego del influjo negativo de verse en una posición privilegiada a la que otorgó algo así como un deber ético descendente. En la arquetípica situación en la que alguien se queja de estar sacrificando sin obtener una contraprestación, ahí vemos que, en realidad, se trataba de una negociación sin mayores interés de escuchar a la otra parte. Esa persona considera que su acto es razón suficiente para que otro actúe de una manera determinada, avanza sobre la voluntad de otro. En el mismo movimiento en el que creíamos ver una disminución, hay un crecimiento. Eso no es sacrificio. Eso es una movida artificiosa que niega en el otro la posibilidad de negarse, so pena de recibir agravios incluso, al tomar por desconsiderado a aquel al que justamente se está injuriando, cayendo en una doble agresión. Ahí tenemos un "sacrificio expansivo", basado en algo así como un narcisismo colonial que se autofundamenta y finge moralinas tras un egoísmo feroz.
El sacrificio como tal parece venir acompañado de una cuota de adivinación. Parece siempre haber una aceptación de un futuro que es imposible que contraríe el designio del sacrificante. Como si una certeza absoluta -¿resignación a cualquier devenir posible?- lo acompañara. En el sacrificio hay una afirmación total. "Hago esto perpetuamente convencido, sepan todos que lo único que no puede ocurrir es que me arrepienta. El hecho se fundamenta en sí mismo lo suficiente y por esto no puede ser sujeto a análisis de ningún tipo. Alejen su juicio de donde no corresponde su presencia."
6 comentarios:
Es una interesante reflexión para estos días en los que aparecen tantos “fariseos” posmodernos.
Digo, llega la “semana santa” y tantos garcas-perversos-imbéciles-ingenuos-crédulos-anónimos con pretensiones de santidad sacrifican sus sobras, en esa sintonía de espera de alabanzas y bendiciones por su desprendimiento no-genuino, sin la mínima cuota de bienaventuranza.
¿Qué tal pascual? – je.
¡Vamos, carajo! Esa era una de las cosas que no me cerraban de los nenes. Seguramente ahora van a la iglesia y alguno se queja del sermón que recibe... ahí los tenés. "Sacrifican" su tiempo, sólo a condición de que el representante de los cielos en la tierra represente los intereses del oyente de la tierra.
Perdón por sacar a relucir a don Federico, pero me acuerdo que escribió algo así como que los mártires son los fanáticos más peligrosos de todo (porque aspiran a ser déspotas ilimitados). Y porque se niegan para siempre a negociar, a seguir charlando. El problema, el gran problema, sigue siendo determinar o conesensuar cuáles son las REGLAS para negociar. El 'juego' suele ser que el mendigo agradezca a su benefactor, y que éste último siga camino a la iglesia con una sensación toda tibiecita de santurronería subiéndole por las tripas. Claro, ninguno de los dos son sinceros (parece que ni siquiera consigo mismos). El verdadero sacrificio (o el más importante) sería en todo caso intentar ser sinceros. Y es una buena idea, salvo que fallen los cálculos y en vez de sinceridad te salga una religión o un partido político. Ahí ya todos aprenden a exigir sacrificios y a fingir agradecimientos. Porque, después de todo, así es el 'juego', no?
Perdón, me parece que me fui por las ramas (últimamente me pasa bastante)
Saludos.
Yo no creo que en lo político o en lo religioso necesariamente se tenga que resignar la sinceridad, aunque tengas más cerca a la grandiosa serpiente ofreciendo. En lo demás, yeah, you got it.
Che, te recomiendo el blog de un amigo (se llama "Profaneando", y me parece que te va a caer bien).
Este post: http://profaneando.blogspot.com/2010/03/lejos-de-chareton-sujetos-fugadamente.html
habla de algo parecido a esto.
En fin, pase, vea, hágase amigo (o enemigo), que total no hay mucho más que hacer...
Saludos
Había chusmeado algo. Son simpáticos tus amigos filosofantes, che...
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