sábado, 20 de septiembre de 2008

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Los muertos un día van a agonizar, gemir, retorcerse frenéticamente como si estuvieran por morir pero a la inversa. De repente pedirán pan, agua, vino, sexo, trabajo, casa y armas. Los muertos van a volver. Tienen buenas intenciones esos cadáveres, tan yacentes, tan quietitos, qué ternura. Los muertos van a caminar de nuevo, van a repartir codazos de nuevo, van a sufrir y morir de nuevo.
Si los muertos no reviven, estoy perdido. Estoy muerto y quiero revivir.

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